Una tarea educativa que prepara a los jóvenes para afrontar los retos de su tiempo.
Un amor a la Virgen preside siempre todo lo que se hace en la Pureza.
Un servicio desinteresado a la Iglesia.
Un ambiente de familia en el que se comparte, alienta y anima.
Una voluntad de superación que no escatima esfuerzos para llevar adelante la misión educativa.